Erik el Belga

Alquimia de la Luz

La luz en el pintor, Erik Vanden Berghe, adquiere categoría de nombre propio y representa un todo de matices y de sentimientos que acaban transformándose en Melancolía, también sublimada con letra mayúscula.

Cada obra, cada paisaje y cada retrato acumula recuerdos y sensaciones ya vividas, pintura clásica Hispano-Flamenca, melancolía y añoranza de los antiguos maestros que fraguaron este estilo preciosista dentro de la perfección de cada pincelada.

Erik el Belga procede de la antigua Escuela que fraguó en su seno el arte mismo de la pintura realizada con métodos artesanales, en la que el pintor se aferra a los pinceles que él mismo moldea, a los pigmentos que machaca y mezcla con el óleo. 

Alquimia de la inspiración plasmada en tabla o en lienzo, traducción iluminada y luminosa de lo conocido a lo largo de toda una existencia, de lo estudiado siempre bajo el prisma de una Luz que el pintor intenta capturar y retener, consiguiendo que trascienda la luz de la belleza serena de las composiciones. 

Sueño de Luz o locura de Luz bajo el prisma de la Melancolía de quien mucho ha vivido por el arte y desde el arte. Fragmentos de recuerdos, paisajes distintos y distantes, vivencias que el paso de los años transforma en evanescentes, trazos de bruma en forma de paisajes, magnificencia en los retratos antiguos, destellos de lugares rememorados y condensados en las medidas exactas de un lienzo.

¿Sirven tal vez los marcos para que las obras no se deslicen y huyan hacia la luz de la que proceden? Es innegable, porque no son ni la luz de la luna, ni la sombra del sol las que refleja el artista: sino el grito de la Luz y la alquimia de ese grito que le pertenece.

Biografía

René Vanden Berghe nació en Bélgica (Erik el Belga, Nivelles 1940 - Málaga 2020). Su padre, Henri, era policía y guardca bosques y su madre, Eglantine Chrétien, pintora y botánica.

La madre fue la que introdujo, desde los tres años, al pequeño Erik en el mundo de la pintura, hasta tal punto que siempre dijo que Erik aprendió a pintar antes que a leer y escribir.

A lo largo de sus años escolares, continuó recibiendo clases de pintura de su progenitora, con especial hincapié en la elaboración de las técnicas de pintura a partir de pigmentos naturales, la preparación de lienzos, tablas y cobre, y la elaboración de distintos pinceles.

De su abuelo, Alphonse Chrétien, que era arquitecto y seguidor de la Escuela de Horta (el maestro de Gaudí) aprendió desde muy niño dibujo artístico y lineal, imprescindible para pintar edificios y monumentos. En las clases que recibió, aprendió restauración y talla. A los dieciséis años comenzó los estudios de la carrera de Arte y de Delineante en la Escuela de Bellas Artes de Nivelles.

Después del servicio militar, se instaló como anticuario en un gran almacén, especializado en piezas de las Ardenas y antigüedades francesas y españolas de alta época. Se convirtió en un maestro del arte gótico y románico, restaurando cientos de obras; tanto de pintura, como de talla, ya que poseía una gran virtuosidad en la elaboración de pinturas, pátinas y policromado.

Al mismo tiempo, siguió produciendo obras propias flamencas y pintura gótica. Sus maestros fueron Van der Weyden y Van der Goes, a quienes siguió y estudió con gran aplicación.

Durante su etapa como anticuario especialista en gótico y románico, realizó diversas exposiciones, algunas de temas tan ajenos a su aprendizaje como es la pintura avant-garde, cosechando gran éxito.

Su segunda etapa, consistió en "capturar" el alma de todos los impresionistas, emulando a los Grandes Maestros y realizando en su taller una impresionante colección de impresionistas perfectos e incluso mejorando los originales, al elaborar grandes tablas góticas y retablos de calidad exquisita, que tuvieron como destino los Estados Unidos de América, conde tenía como marchante a un judío neoyorkino.

Vanden Berghe posee muchas obras en Estados Unidos, Canadá, en diversas colecciones europeas y en museos de Bélgica.

En España, salvaguardando la identidad de los coleccionistas privados, tiene obras suyas en las iglesias de Nalda y Rodezno en la Rioja, en la Catedral de Roda de Isábena, considerada la más antigua de Europa y en el museo de Puebla de Alcocer. Tiene, asimismo, cuadros y retablos en diversos Oratorios del Opus Dei.

Además, existe un museo con su nombre en la localidad franadina de Cúllar. El museo de Erik el Belga es un punto de referencia en la zona. También ha realizado distintos estandartes para cofradías y obras para las monjas del Buen Samaritano de Nerja.

A lo largo de su vida, ha cosechado críticas muy positivas en las que se hace referencia a su persona como "el mejor falsificador de arte del siglo XXI" y se le considera el último exponente de la Escuela Hispano-Flamenca.

Su abuelo le transmitió el amor por el arte gótico y románico, su madre lo introdujo en el mundo de la pintura y su padre le enseñó los secretos del bosque, las armas, los libros antiguos y su pasión por la acción y la vida al límite.

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